Cuando uno se lanza a vivir viajando en furgoneta camper, se imagina atardeceres en playas escondidas, rutas de montaña, libertad… y sí, todo eso llega. Pero también llegan días que no te cuentan en Instagram. Hoy os vamos a relatar uno de esos: el día que sufrimos una fuga de gasoil en carretera. Una odisea que nos enseñó mucho —y que seguro recordareis cuando os toque lidiar con averías en ruta.
🌄 Primeros días de vanlife… y primeros olores sospechosos; empieza nuestra fuga de gasoil en carretera.
Llevábamos apenas unas semanas viviendo en nuestra camper cuando, por circunstancias familiares, estábamos en la zona de Valencia.
Fue en Ribarroja donde empezó todo: de repente, al circular, notamos un fuerte olor a gasoil dentro de la furgo. Casualidad o no, hacía unos días habíamos pasado la ITV, y el técnico ya había comentado que notaba un leve olor a diésel, aunque no detectó ninguna fuga visible.
Como estábamos por la zona, fuimos a un taller en Ribarroja. Nos pillaba allí y necesitábamos revisar el problema cuanto antes. El diagnóstico fue que la junta del depósito del filtro de diésel tenía un problema, pero el presupuesto que nos dieron para cambiar la pieza era desorbitado.
Optamos entonces por recurrir a nuestro taller de confianza en Paiporta. Les llamamos, les explicamos que era el depósito del filtro de diésel y nos confirmaron que podían cambiárnoslo. Cuando llegamos esa misma tarde, ya tenían la pieza preparada y nos hicieron la reparación.
Parecía que el problema estaba resuelto. Pero no sabíamos lo que nos esperaba…
🏕️ Parada en Villar del Arzobispo… y la avería se repite
Después de recoger la furgo, nos fuimos a dormir al área de autocaravanas de Villar del Arzobispo. Era julio, en plena ola de calor, y sabíamos que esa zona tenía árboles y sombra para pasar mejor la noche.
A la mañana siguiente, todo parecía ir bien. Arrancamos, pusimos el aire acondicionado mientras organizábamos la furgo para salir… y, de nuevo, ese inconfundible olor a gasoil.
Al principio pensamos que quizá era paranoia, pero al bajar vimos que el diésel goteaba por la junta del nuevo depósito del filtro. Llamamos al taller. Nos dijeron que podía tratarse de una pieza defectuosa, que contactarían con el proveedor para que enviaran otra sin coste y que acudiéramos al taller lo antes posible, pero conduciendo con mucho cuidado.
Así que emprendimos el viaje de vuelta. Pero al rato de salir del pueblo, en mitad de la más absoluta nada, la furgo dijo basta. Se encendió un error por avería y tuvimos que parar en el arcén: el gasoil salía a borbotones del filtro.
☀️ 40 grados, un perro anciano, 4 horas esperando la grúa y una fuga de gasoil en carretera
Aquí comenzó la verdadera pesadilla. Imaginad la situación: más de 40 grados al sol, en una carretera desierta, con un perro anciano (nuestro querido Dante) y sin posibilidad de quedarnos dentro de la furgo. El olor a gasoil era insoportable, y sin poder arrancar el motor tampoco podíamos poner el aire acondicionado. Estábamos atrapados en el arcén, bajo un sol abrasador.
Llamamos a nuestro seguro, IATI, explicando que era una urgencia: estábamos en medio de la carretera, con un perro muy mayor, sin sombra y con un calor que rozaba lo peligroso.Tras más de media hora dando datos, nos dijeron que teníamos que llamar nosotros mismos a Liberty, que era la aseguradora que se encarga de la grúa. Así que vuelta a empezar: otra media hora al teléfono, repitiendo los mismos datos que ya tenían. Insistimos mucho en la urgencia por la situación: el calor, nuestro perro, el riesgo evidente.
¿El resultado? La grúa tardó cuatro horas en llegar.
Durante ese tiempo, no pudimos quedarnos junto a la furgoneta. Nos alejamos un poco y buscamos un pequeño olivo bajo el que pudimos colocar a Dante, mojándole constantemente y dándole agua. Quien ha vivido un día de poniente en Valencia sabe perfectamente de qué hablamos. Era una situación límite.
Además, nos enteramos de que la razón por la que la grúa tardó tanto fue porque el seguro había solicitado una grúa especial para autocaravanas, pese a que desde la primera llamada habíamos aclarado que teníamos una furgoneta camperizada, les habíamos dado el modelo y las medidas.
Nos lo explicó el propio gruista al llegar: si hubieran mandado una grúa normal —perfectamente válida para nuestra camper— habríamos salido de allí muchísimo antes.
El colmo llegó cuando el seguro nos dijo que no podían enviar el taxi hasta que llegara la grúa, y que teníamos que estar presentes cuando esta llegara. Les explicamos que el conductor de la grúa nos había dicho que aún tardaría una hora más en llegar, y pedimos que fueran avisando al taxi. Pero no hubo manera: «procedimiento es procedimiento».
Finalmente, cuando llegó la grúa, nos llevamos otra sorpresa: no podíamos viajar en cabina con Dante. Solo cuando llegó el taxi (otra media hora después), conseguimos salir de allí. Por suerte, el taxista fue encantador, llevaba el aire acondicionado a tope y nos permitió llevar a Dante en los asientos traseros.
🛠️ Reparación… y nueva fuga en Alicante
Nuestro taller de Paiporta volvió a hacerse cargo de todo. Nos cambiaron de nuevo la pieza. Ese mismo día nos fuimos a dormir a nuestro rincón favorito de playa.
Disfrutamos de unos días allí y aprovechamos para organizar nuestro viaje a Tomorrowland en Bélgica. Dejamos a Dante con los padres de Belén y pusimos rumbo a Alicante, donde teníamos previsto coger el vuelo.
Además, ese día habíamos quedado con unos viajeros camper de la zona para pasar el día con ellos. Pero… al parar en una gasolinera, fue cuando Belén le dijo a Jota:
“¿Estoy loca o me huele a gasoil otra vez?”
Abrimos el capó: otra vez fuga.
Tuvimos que avisar a nuestros amigos de que no llegaríamos a tiempo por la nueva avería.
Contactamos con nuestro taller, que se quedaron alucinados. Nos dijeron que buscáramos un taller cercano, que luego les enviáramos la factura para reclamarla al proveedor.
Fuimos a un taller en Alicante. Allí nos explicaron que sí podían conseguir la pieza, pero que tardaría una semana en llegar. Como al día siguiente volábamos a Bélgica, el mecánico optó por apretar al máximo la tapa del depósito para que al menos pudiéramos movernos hasta el parking donde íbamos a dejar la furgo.
Esa noche, cenamos con nuestros amigos, desconectamos un poco del estrés de los últimos días y luego fuimos a dormir cerca del parking donde íbamos a dejar la camper durante nuestro viaje.
🔄 Re-reparación final: tercera vez y a la vencida
A la vuelta del viaje, recogimos la furgoneta y pusimos rumbo directo al taller en Valencia, ya que nos habían pedido la pieza original de Fiat para cambiarla de una vez por todas. Pero a escasos kilómetros de llegar al taller… de nuevo empezó a caer gasoil.
Llegamos como pudimos y justo al entrar en el taller, el depósito literalmente se vació.
El equipo del taller, que ya estaba tan indignado como nosotros, se volcó completamente. Nos cambiaron la pieza por la original, asumieron la diferencia de precio, nos abonaron la factura del taller de Alicante y también el coste del gasoil perdido por esta última avería.
Desde entonces, ni un solo problema más. Pero menudo estreno para nuestra vida en camper…
🤔 Lecciones que aprendimos de esta fuga de gasoil en carretera
👉 Nunca subestimes un olor sospechoso. Si huele a gasoil, aunque no veas fuga, revisa cuanto antes.
👉 Elige bien el seguro para camper. Nosotros leímos bien las coberturas, pero la gestión de la avería fue pésima. Es fundamental preguntar mucho, buscar opiniones reales y entender bien cómo funcionan los procedimientos.
👉 Guarda siempre el contacto de tu taller de confianza. En nuestro caso, nos salvaron el viaje y se portaron de diez.
👉 No confíes ciegamente en piezas no originales. Nosotros no elegimos la pieza por precio: era un fabricante con el que el taller trabajaba desde hacía años, con productos de buena relación calidad-precio. Fue una mala tirada y nos tocó a nosotros.
👉 Si viajas con mascotas, piensa en su seguridad en caso de avería. No siempre podrás contar con que el seguro entienda la urgencia de la situación.
🚐 Esta es la vanlife que no se ve en Instagram
Fue un día durísimo. No tanto por la avería, sino por la gestión del seguro, el calor extremo y la angustia por Dante.
Por supuesto, pusimos una reclamación. IATI nos prometió una llamada que nunca llegó. Y Liberty, que nos contactó a raíz de las historias que subimos en Instagram, nos compensó con un «generosísimo» cheque de Amazon de 20€. Ironías de la vida.
Hoy lo contamos como anécdota. Pero es un ejemplo real de lo que no se suele enseñar de la vida en camper. Por suerte, todo quedó en un susto… y una historia que no olvidaremos jamás.
Y lo más importante: aprendimos muchísimo. No solo sobre cómo gestionar averías en ruta, sino sobre cómo prepararnos mejor para este estilo de vida. Porque vivir viajando es increíble, sí… pero también es un aprendizaje constante. Y cada día, incluso los complicados, suma.
Así que si algún día os encontráis en una situación parecida, respirad hondo. Con calma, todo acaba pasando. Y lo que hoy parece un mal trago… mañana será una gran historia que contar.
👉 Si te ha pasado algo parecido, o quieres compartir tu experiencia con averías en ruta, te leemos en comentarios. Entre todos podemos ayudarnos.
❓ Preguntas frecuentes de fuga de gasoil en carretera
¿Qué hacer si tienes una fuga de gasoil en carretera?
Lo primero es detener el vehículo de inmediato en un lugar seguro, ya que una fuga de gasoil puede provocar daños en el motor o riesgo de incendio. Apaga el motor, no fumes cerca, y si es posible localiza la fuga. Después, contacta con tu seguro para solicitar asistencia en carretera. Si viajas con mascotas o en condiciones extremas (calor, frío), informa claramente de la urgencia.
¿Por qué puede fallar un filtro de gasoil nuevo? ¿y que produce una fuga de gasoil?
Aunque no es frecuente, puede ocurrir si la pieza viene defectuosa de fábrica o si hay un problema en la junta o en el montaje. También influye la calidad de la pieza: no siempre es cuestión de precio, a veces incluso fabricantes fiables pueden tener partidas defectuosas, como nos pasó a nosotros. Producirá una pérdida progresiva que enseguida oleres. Aún más si llevas el aire acondicionado en marcha.
¿Qué diferencia hay entre una grúa normal y una grúa para autocaravanas?
Las grúas para autocaravanas tienen una plataforma especial que permite cargar vehículos más altos o con más voladizo trasero, para que no rocen al subir. Sin embargo, para furgonetas camperizadas como la nuestra (tipo furgón estándar), normalmente es suficiente una grúa normal. Pedir una especial puede retrasar mucho el rescate, como nos pasó.
¿Qué tener en cuenta al contratar un seguro para camper?
Más allá de las coberturas, es muy importante entender cómo gestiona la aseguradora las asistencias. Pregunta siempre tiempos de respuesta, si usan plataformas externas, qué tipo de grúas mandan y cómo manejan casos urgentes (mascotas, niños, calor extremo…). Busca también opiniones de otros usuarios reales. No te dejes llevar por los influencers de turno, nos ha pasado y estas son las consecuencias reales y peligrosas de una mala recomendación.
¿Cómo minimizar riesgos de averías de este tipo?
Revisa siempre cualquier olor anómalo (gasoil, aceite, etc.). Ante cualquier duda, consulta con tu taller de confianza. Además, si tu taller te propone una pieza no original, pregunta bien por su calidad, garantías y origen. Y una vez cambiada, revisa que todo quede bien ajustado. De todos modos una fuga de gasoil en carretera. por que el filtro te falla no suele ser muy común.
¿Cómo afecta este tipo de averías si viajas con mascotas?
Muchísimo. Las mascotas no pueden esperar horas en un vehículo al sol ni en condiciones extremas. Por eso es vital informar al seguro de la presencia de animales en caso de avería. También conviene tener un plan alternativo: sombra, agua, ventilación, saber cómo actuar si la espera se prolonga. Lo único que podemos controlar nosotros es el plan alternativo ya que si tu seguro se desentiende, es lo único que tendrás.