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Qué llevamos en un mini maletero camper: guía práctica con poco espacio

por Destino Camper

🚐 Un mini maletero camper que no iba a existir (y acabó siendo clave)

Cuando empezamos a diseñar la distribución de nuestra furgoneta camper teníamos algo clarísimo: no queríamos cama fija. Para nosotros era más importante tener un comedor convertible, un espacio vivo donde trabajar, comer, charlar o simplemente estar cómodos. Pero claro, había una consecuencia inevitable: si no hay cama fija, no hay ese típico “maletero” que queda debajo. Consecuencia: Mini maletero camper.

Lo asumimos desde el principio. Pensábamos que tendríamos que vivir sin un maletero real, y que todo tendría que ir en baúles, cajones y rincones de la furgo. Hasta que… sorpresa.

Durante la camperización nos dimos cuenta de que, al colocar los depósitos de aguas limpias bajo el suelo del comedor convertible, estos no llegaban hasta las puertas traseras. Eso dejaba un hueco profundo justo a ras de suelo. Y encima, entre la trasera del mueble comedor y las puertas, también quedaba un espacio estrecho que parecía poco aprovechable, pero que convertimos en útil añadiendo una balda.

Así nació nuestro mini maletero camper: dos niveles improvisados que, a pesar de no estar pensados de inicio, se convirtieron en oro puro para almacenar. Para rematarlo, usamos los recortes sobrantes de las cortinas opacas térmicas y, con unos velcros, hicimos una tapa casera. De esta forma, todo lo que guardamos allí queda oculto al abrir las puertas traseras y además protegido del polvo, del sol y de miradas curiosas.

No es un maletero convencional, ni grande ni estético, pero es la prueba de que en una camper cualquier hueco puede convertirse en un aliado.

 

📦 Mini maletero vs. maletero XXL

Quien haya visto una furgoneta camper con cama fija sabe lo que digo: debajo de la cama queda un maletero enorme. Y si nos vamos a autocaravanas, muchas llevan auténticos “garajes” donde cabe desde una scooter hasta bicicletas sin plegar.

Esos maleteros grandes tienen sus ventajas, claro: puedes meter casi todo sin pensar demasiado en orden ni en encajar cada pieza como un puzzle. Pero también tienen una pega que pocas veces se cuenta: al final se convierten en un trastero rodante. Llevas tantas cosas “por si acaso” que acabas cargando peso innecesario y buscando durante minutos algo que jurarías que estaba en una caja pero en realidad lo guardaste en otra.

En nuestro caso, con el mini maletero no hay margen para acumular. Cada cosa que va dentro está elegida a conciencia y cumple un propósito real. Nada entra por capricho. Y si algo deja de ser práctico en nuestro día a día viajando, directamente no vuelve a tener hueco allí.

Organizarlo se parece mucho a un juego de Tetris: piezas grandes en la parte baja y profunda, y objetos alargados o ligeros en la balda superior. Cuando cada centímetro cuenta, acabas desarrollando un sexto sentido para medir a ojo si algo entra o no.

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🛠️ La balda milagrosa y la ducha rebelde

La parte inferior del mini maletero la dejamos tal cual, perfecta para meter objetos más voluminosos. Pero arriba, donde quedaba un espacio estrecho, añadimos una balda casera. Una estantería improvisada que nos ha salvado mil veces.

Ahí, además, tenemos ubicada la ducha exterior. Y como no todo en la vida camper es idílico, le hicimos un par de agujeros de drenaje a la balda porque sabíamos que algún día habría fugas. Spoiler: sí, ha pasado más de una vez. Ese momento en que conectas la ducha y empieza a gotear justo por donde no debería… menos mal que el agua se fue por los agujeros y no nos montó un mini pantano ahí dentro.

Esa balda se ha convertido en el espacio donde guardamos objetos que tienen que estar siempre a mano y que sería un caos meter dentro de la furgoneta. Desde la mesa plegable hasta los triángulos de emergencia, pasando por la bolsa de ejercicio o el campingaz. Y ojo, que de primeras parece imposible que todo eso quepa, pero cabe.

 

🎒 Por qué contar lo que llevamos en un mini maletero

Puede que alguien piense: ¿y qué más da lo que llevéis vosotros? Pues la realidad es que, cuando nos lanzamos a la vida en furgoneta, pasamos semanas buscando artículos sobre qué llevar y cómo organizarlo. La mayoría hablaba de campers grandes o de autocaravanas con maleteros gigantes. Muy inspirador, sí, pero poco práctico para nosotros.

Por eso creemos que compartir nuestra experiencia con este mini maletero puede ser útil para cualquiera que tenga un espacio reducido y esté pensando: “¿y ahora cómo guardo todo esto?”.

Lo bueno de este hueco es que se ha convertido en la zona de cosas exteriores. Todo lo que guardamos ahí es para usar fuera: mesas, sillas, calzos, ducha, tendedero, etc. Así no mezclamos con lo de interior, no tenemos que desmontar medio comedor para sacar un calzo, y evitamos manchar o llenar de arena la zona de dentro.

Y ahora viene lo más interesante: vamos a contaros con detalle cada cosa que llevamos en este mini maletero, con sus pros, anécdotas y algún que otro truco que nos ha salvado más de una vez. Porque sí, aunque parezca mentira, en ese hueco cabe un pequeño gimnasio, la mesa donde comemos, un arrancador de batería y hasta un tendedero improvisado.

🪑 La mesa plegable que encajó como un guante

Uno de los mayores quebraderos de cabeza era encontrar una mesa que entrara en el mini maletero. Teníamos claro que queríamos una, pero el hueco de la balda era tan estrecho que la mayoría de modelos quedaban descartados de golpe.

Después de muchas búsquedas dimos con la mesa perfecta. Plegada entra justa en la balda, como si estuviera diseñada para ese espacio. Viaja siempre en su funda, lo que hace que no se mueva ni raye nada al abrir las puertas traseras. Y aunque pueda sonar exagerado, ese detalle de que “no salga disparada” marca la diferencia: no hay nada más incómodo que abrir un maletero y que las cosas se vengan encima.

La usamos muchísimo. En días de playa la ponemos bajita, a ras de suelo, y se convierte en mesa de picnic improvisada. En áreas o campings la montamos a altura normal para comer cómodamente o trabajar con el portátil. Incluso nos ha servido de apoyo para cocinar fuera, evitando llenar la furgo de olores. Es ligera, resistente y se monta en segundos.

La verdad, nunca pensamos que una mesa nos iba a dar tanto juego. Es de esos objetos que parecen básicos, pero cuando das con el modelo correcto, entiendes que la inversión merece la pena.

 

🍳 El campingaz, nuestro comodín para cocinar fuera

Otro imprescindible es el campingaz. Lo guardamos en vertical, sin maletín, porque así encaja mejor en la balda. Puede parecer “duplicar” lo que ya tenemos dentro, pero en la práctica nos ha salvado en más de una ocasión.

Nos ha permitido cocinar cuando nos hemos quedado sin GLP en plena ruta. También lo usamos en zonas donde se permite cocinar fuera, algo que agradecemos en verano, porque así no convertimos la furgo en un horno. Hasta hemos preparado cafés al amanecer con él, con vistas de esas que valen oro.

Lleva siempre su pequeña bombona y solemos cargar alguna de repuesto, porque nunca se sabe. Al final se ha convertido en un extra de libertad: si la cocina interior falla, ahí está él, listo para sacar el día adelante.

 

⚠️ Triángulos de emergencia: seguridad ante todo

Entre las cosas que llevamos en el mini maletero no podían faltar los triángulos de emergencia. Van siempre en su bolsa, bien sujetos, porque abrir las puertas y que cayeran cada vez sería un suplicio.

Aquí hay un debate interesante: muchos viajeros ya han cambiado a la baliza de luz V16, que será obligatoria a partir de 2026. Nosotros todavía no la tenemos, pero incluso cuando la compremos, los triángulos seguirán viajando con nosotros. ¿La razón? Muy sencilla.

  • Por la noche, la baliza da más visibilidad que los triángulos. Se ve desde más lejos y no depende de que un coche se acerque para reflejarse.
  • De día, la cosa cambia. La luz de la baliza apenas se aprecia bajo el sol, y ahí los triángulos siguen siendo mucho más efectivos.

Nuestra conclusión: no se trata de elegir entre uno u otro, sino de combinarlos. Porque en carretera la seguridad nunca sobra.

Además, llevar los triángulos en el mini maletero es perfecto: están a mano, no ocupan casi nada y sabemos exactamente dónde están cuando toca usarlos. Y sí, los hemos tenido que usar. No es agradable plantarse en el arcén, pero tenerlos accesibles hace que todo sea más rápido y menos estresante.

 

💦 Manguera extensible y accesorios imprescindibles

Si has viajado en camper, sabes que cada grifo es un mundo. Por eso siempre llevamos una bolsa con la manguera extensible y todos los adaptadores que hemos ido reuniendo.

Algunos encajan a la primera, otros hay que forzarlos un poco, pero la estrella es la boquilla universal de goma con palometa. Esa pieza nos ha salvado más de una vez en grifos imposibles. Se ajusta a presión y listo. Gracias a ella hemos podido rellenar agua en lugares donde parecía misión imposible.

Lo guardamos todo junto en el maletero: manguera, boquillas y bolsa. Así no se mezclan con nada más y, si alguna vez gotea, no moja el resto de cosas. Además, al estar fuera, no tenemos que meter ni sacar mangueras por el interior de la furgo.

 

🏋️ Bolsa de ejercicio: el mini gimnasio nómada

Puede parecer raro, pero sí: llevamos una bolsa de ejercicio en nuestro mini maletero. Dentro guardamos gomas y correas de suspensión que usamos para entrenar en cualquier sitio.

Vivir en furgo no significa renunciar a cuidarse. De hecho, tener este kit nos anima a mantener algo de rutina física. Hemos hecho entrenos en playas, en áreas de autocaravanas e incluso en medio de un bosque. Solo necesitamos un enganche y listo.

Lo mejor es que ocupa muy poco y se guarda fácil en la balda. No molesta, no pesa y nos da la sensación de que llevamos un mini gimnasio portátil.

 

🪑 Sillas de camping: básicas aunque no perfectas

Nuestras dos sillas de camping del Decathlon también viajan en el maletero. Son de las típicas que se pliegan rápido y llevan un asa para transportarlas.

No son las más cómodas del mundo, ni las que menos espacio ocupan, pero cumplen su función. Para las pocas veces que podemos “acampar”, nos valen de sobra. Además, ya las teníamos de antes, así que no supuso gasto extra.

Van en la parte baja del maletero, junto a los calzos. No son ligerísimas, pero encajan bien y no molestan.

 

⛰️ Los calzos, imprescindibles aunque voluminosos

Si hay algo que odiamos es dormir en cuesta. Por eso, aunque ocupan bastante, los calzos son imprescindibles.

Van en su funda, al fondo del maletero, porque no los usamos cada día. Pero cuando toca sacarlos, agradecemos tenerlos. Nos han salvado noches en áreas inclinadas y aparcamientos improvisados donde sin ellos habría sido imposible descansar bien.

Son voluminosos, sí, pero la parte profunda del maletero es perfecta para ellos. Y aunque cada vez que los guardamos pensamos “menudo trasto”, cuando toca usarlos no hay duda: son de lo mejor que llevamos.

 

🔋 El arrancador de batería, nuestro héroe silencioso

Si tuviéramos que elegir un objeto del maletero que más alegrías nos ha dado, sería el arrancador de batería.

Lo llevamos en su maletín, bien protegido, y nos ha sacado de más de un apuro. Ha ayudado a varios compañeros de ruta y a nosotros mismos en más de una ocasión. La tranquilidad que da es enorme: no dependes de que pase alguien con pinzas ni de esperar horas a una grúa.

Además, trae linterna potente y funciona como powerbank. Es decir, no solo arranca la furgo, también te ilumina y te carga el móvil si hace falta. En la vida camper, esas multifunciones valen oro.

 

🔌 El alargador que nunca pensaste usar (y acabas usando)

Cuando lo metimos, pensamos que sería de esos objetos que jamás verían la luz. Pero resulta que nuestro alargador normal, con un solo enchufe, nos ha salvado en varias ocasiones.

Lo usamos para conectar o cargar algo en un enchufe exterior de áreas o campings mientras estábamos fuera de la furgo. También nos ha servido cuando la batería portátil estaba descargada y necesitábamos enchufar algo puntual.

Ocupa poquísimo y ahora tiene hueco fijo. De esos objetos que parecen secundarios, pero terminan siendo protagonistas.

 

🚿 La ducha exterior, siempre lista

Este es otro básico que tenía que ir en el maletero sí o sí. La ducha exterior se guarda ahí porque es justo el sitio desde el que se usa: las puertas traseras.

Guardamos la alcachofa y el flexo en la balda, y gracias a los agujeros de drenaje que hicimos, no pasa nada si gotea. La usamos mucho en verano o tras la playa, y nos ha salvado más de una vez de llenar la furgo de arena.

 

👕 El tendedero improvisado que se volvió imprescindible

Por último, el invento estrella: el tendedero casero. Dos cuerdas que guardamos en el maletero y que nos permiten secar ropa en cualquier sitio.

Un día, lavando a mano, no sabíamos dónde colgar la ropa sin que se ensuciara ni se volara. Atamos un cordón entre las puertas traseras y descubrimos la solución perfecta. Ahora llevamos siempre dos: uno arriba y otro más abajo cuando hay más ropa.

Es barato, ocupa nada y nos ha resultado más útil que muchos gadgets camper de precio elevado.

🧠 Vivir con un mini maletero vs. usarlo en vacaciones

Nosotros vivimos en la furgo, y eso significa que el maletero está en uso constante: no se cambia lo que hay dentro, no se hace y deshace en cada viaje. Es un espacio fijo, pensado para lo que necesitamos de verdad en el día a día.

Pero sabemos que muchos de los que leéis este artículo usáis la camper solo en escapadas o vacaciones. Y aquí entra un matiz importante: no hace falta llevar lo mismo para un finde que para un mes de ruta.

Si tienes un mini maletero y solo sales unos días, nuestra recomendación es clara:

  • Piensa en el destino. ¿Playa? Prioriza la ducha, las sillas y el tendedero. ¿Montaña? Los calzos y el arrancador pasan a ser imprescindibles.
  • Olvídate del “por si acaso”. Lo que no uses seguro en esos días, mejor que se quede en casa.
  • Adapta el espacio a la actividad. Si vas a estar más de restaurantes, no necesitas el campingaz. Si quieres acampada libre, entonces sí.

Ese filtro previo antes de salir es clave para que el mini maletero no se convierta en un caos en la primera escapada.

 

💡 La clave está en el orden, no en el tamaño

Un maletero grande no siempre significa comodidad. Lo hemos visto en muchas autocaravanas: garajes llenos de trastos que apenas se usan. El tamaño ayuda, sí, pero lo que marca la diferencia es el orden.

En un mini maletero cada cosa debe tener su lugar. Esa organización te permite viajar ligero y sin frustraciones. Porque al final lo importante no es cuánto cabe, sino cómo lo organizas y qué utilidad real tiene.

 

🧩 Mini maletero, grandes soluciones

Lo bonito de estos espacios pequeños es que te obligan a ser creativo. A nosotros el hueco nos parecía inútil y terminó siendo el sitio perfecto para todo lo que usamos fuera. A otros les puede pasar lo mismo con un rincón bajo un asiento, un espacio entre muebles o un lateral desaprovechado.

Cada hueco cuenta, y muchas veces la diferencia entre viajar incómodo o cómodo está en atreverse a darle uso a esos rincones “muertos”.

 

🌍 Lo que de verdad aporta

Cuando miramos nuestro maletero no vemos solo objetos. Vemos la mesa en la que hemos compartido cenas con amigos, los calzos que nos han permitido dormir planos en medio de la montaña, la ducha que nos ha quitado la sal del mar, el arrancador que nos dio tranquilidad en plena carretera.

Cada cosa cuenta una historia, y eso es lo que convierte un mini maletero en algo mucho más grande de lo que parece.

 

💬 Y tú, cómo aprovechas tu espacio

Este es nuestro mini maletero: pequeño, práctico y lleno de objetos que nos acompañan en cada ruta. Ahora queremos saber de ti:

 

👉 ¿Tu maletero es grande o pequeño?
👉 ¿Qué guardas en él que consideres imprescindible?
👉 ¿Has tenido que inventar trucos para aprovechar espacios reducidos?

 

Cuéntanoslo en los comentarios. Seguro que entre todos descubrimos más ideas ingeniosas para que ningún hueco quede desaprovechado.

 

❓ Preguntas frecuentes: Mini maletero camper

¿Qué criterio usamos para decidir qué entra en un mini maletero camper?

Priorizar funcionalidad y frecuencia de uso. Primero, selecciona solo lo que utilices de verdad en exterior (mesa, sillas, calzos, ducha, manguera), dejando lo de interior dentro de la furgo para no mezclar suciedad ni arena. Segundo, piensa en accesibilidad: delante lo diario (mesa, ducha), detrás lo ocasional (calzos). Tercero, agrupa en bolsas o fundas todo lo “mojable” o con piezas pequeñas (mangueras y boquillas) para evitar goteos y pérdidas. Por último, aplica la regla anti “por si acaso”: si no lo usaste en semanas, no ocupa sitio valioso. El objetivo es un tetris estable, rápido de montar y sin estrés.

 

¿Cómo evitamos humedad y goteos al guardar la ducha y la manguera en la balda en el mini maletero camper?

Dos acciones clave: drenaje y contención. Perforamos un par de orificios en la balda para que cualquier goteo caiga y no se acumule. Además, guardamos la alcachofa y el flexo en una bolsa que separa la humedad del resto de objetos. Tras usar la ducha, sacudimos y dejamos escurrir un minuto antes de guardarla. Con la manguera, enrollado compacto y boquillas dentro de una funda independiente: si hay una fuga mínima, queda contenida. En verano, abrir puertas dos minutos acelera el secado. Resultado: cero charcos, cero olores y todo accesible al instante.

 

¿Triángulos o baliza V16 a partir de 2026 si tengo poco espacio?

Lo ideal es combinar ambos por seguridad y visibilidad. La baliza V16 es rapidísima y por la noche da un plus de alcance, pero a plena luz del día su luz se percibe menos. Los triángulos, en cambio, siguen destacando con sol o lluvia gracias al material reflectante. En un mini maletero caben de sobra si van en su funda y situados en el estante superior o lateral. Nuestra recomendación práctica: incluir la V16 para rapidez y mantener los triángulos como refuerzo diurno. En carretera, redundancia = seguridad. Y no olvides tenerlos siempre a mano y localizados.

 

¿Cómo organizo para que nada “salte” al abrir las puertas traseras?

Piensa en capas y sujeción suave. Coloca abajo, en la zona profunda, los bultos voluminosos y estables (sillas, calzos). En la balda superior, piezas ligeras y alargadas (mesa plegable, triángulos en funda). Usa fundas con cierta fricción (tela o neopreno) para que no resbalen y rellena holguras con bolsas blandas (ejercicio) a modo de tope. Añade una tapa visual y protectora con material opaco (por ejemplo, recortes de cortina térmica con velcros) para ocultar y fijar el conjunto. Así reduces inercias, evitas rayones y mantienes todo en su sitio incluso en caminos bacheados.

 

¿Qué tipo de adaptadores y boquillas conviene llevar para el agua?

Un kit minimalista pero resolutivo: una manguera extensible, adaptadores de rosca (hembra/hembra y hembra/macho en 1/2″ y 3/4″), un conector rápido universal y, sobre todo, una boquilla de goma con palometa. Esta última es el comodín en grifos sin rosca: se ajusta por presión y “salva” el llenado cuando nada más encaja. Añade una abrazadera pequeña y una llave inglesa compacta por si surge una unión rebelde. Guarda todo en una bolsa impermeable aparte para contener goteos. Con ese set, cubrirás la mayoría de fuentes, áreas, gasolineras y grifos “creativos”.

 

¿Un alargador normal tiene sentido si ya llevo batería portátil?

Sí, porque cubre escenarios concretos. Un alargador sencillo (un solo enchufe) permite cargar puntualmente en un enchufe exterior de área o camping sin mover toda la furgo ni depender de la toma de 230V del vehículo. Útil cuando la batería portátil está baja o si quieres usar un equipo fuera (ordenador, cámara, inflador) mientras estás en una mesa exterior. Al ser ligero y compacto, no compite por espacio. Consejo: elige un cable de sección adecuada y longitud justa (5–10 m) para evitar “trazas” por el suelo y enróllalo siempre para que no se enrede con la manguera.

 

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