Vivir en furgoneta ¿Estamos hechos para esto?

🌪️ Cuando la ilusión choca con la realidad de vivir en furgoneta

No nos fuimos a vivir en una furgoneta camper persiguiendo unicornios. Sabíamos que la vanlife no era una postal de Instagram ni una película de domingo por la tarde. Éramos realistas, incluso nos planteamos que tal vez no sería lo nuestro y que podríamos acabar volviendo a una vida más estable. Pero había algo que sí teníamos: ilusión. Muchas ganas de intentarlo de verdad.

Y aun así, por muy preparados que fuésemos mentalmente, la vida en furgoneta no nos dio una bienvenida amable.

En nuestras primeras semanas tuvimos tres fugas de gas, fallos eléctricos graves que nos dejaron sin calefacción a -10 °C en Gavarnie, fugas de agua, goteras, y muebles que se desencajaban solos. Todo lo que podía salir mal… salió mal. Dormíamos vestidos con el abrigo puesto, con una alarma constante en la cabeza: “¿y ahora qué va a fallar?”

No fue el cambio de vida lo que nos golpeó más fuerte. Fue el cúmulo de errores y chapuzas de una camperización que debía ser nuestra casa y acabó convirtiéndose en un campo de batalla. Una batalla diaria contra lo que se suponía que ya debía estar funcionando.

🧠 Vivir en furgoneta:

Un día cualquiera de colada en la montaña

Adaptarse o rendirse, ese es el verdadero reto

Lo más difícil de esta vida no es el espacio reducido, ni los días de lluvia encerrados, ni siquiera los problemas técnicos. Lo más difícil es adaptarte a una forma completamente distinta de vivir, sin referencias, sin horarios, sin certezas.

Aquí no tenemos un gran sofá donde tirarte después de un mal día. No hay lavadora a la que echarle la ropa y olvidarte. Tampoco estantería llena de “por si acasos”. Aquí cada cosa cuenta. Cada decisión pesa. Y cada pequeño problema… se convierte en un aprendizaje (a la fuerza). Este cambio radical nos obligó a redefinir qué significa vivir con menos. Aquí puedes leer sobre cómo otras personas lo han vivido desde el minimalismo.

Adaptarse también implica dejar atrás muchas comodidades y lidiar con emociones nuevas. De repente, puedes sentirte inútil porque no sabes reparar una toma de agua. Puedes sentirte vulnerable porque estás solo en medio de la nada y se ha estropeado algo básico. Nadie te enseña a vivir así. Tienes que descubrirlo tú.

Hay días en los que sientes que no puedes más. Que todo es cuesta arriba. Que lo has idealizado demasiado.

Y hay días que piensas: “Sí, quizás esto es justo lo que necesitaba para cambiar de verdad”.

🔍 Lo que nadie cuenta sobre vivir en una furgoneta

Muchos piensan que esta vida es más barata. Y puede serlo… si no te importa ducharte con agua fría, buscar cada noche dónde dormir, cocinar con lo justo y vivir con el mínimo. Pero si buscas comodidad, calidad y seguridad, el precio no es solo económico: es emocional y mental.

Hay noches con miedo. Hay discusiones por tonterías que en una casa pasarían desapercibidas. Hay días que llueve fuera y dentro, y otros en los que no sabes si estás en el lugar correcto, o simplemente huyendo de algo.

También hay una desconexión inicial: te cuesta encontrar tu lugar, tu ritmo, tu rutina. Todo lo que antes era automático, ahora requiere atención. Desde conseguir agua potable hasta entender cómo aprovechar el sol para cargar tus baterías. Aprendes por necesidad, y eso te transforma.

Vivir en una furgo saca lo mejor y lo peor de ti. Y lo hace todo el tiempo. Pero también es justo ahí donde empieza la transformación. Cuando ya no puedes echar la culpa al jefe, al atasco o al estrés urbano. Aquí todo lo que ocurre está en tus manos. Y eso, aunque duela… libera.

⏪ Si volviéramos atrás, ¿lo haríamos de nuevo?

Sí. Pero no igual.

Lo haríamos sabiendo que no es un camino recto. Que hay baches, curvas, y momentos en los que te dan ganas de bajarte. Lo haríamos con menos expectativas y más apertura. Con menos planes perfectos y más margen para improvisar. Lo haríamos con los pies en el suelo y la mente preparada para cambiar.

Porque esta vida no te cambia solo el paisaje. Te cambia a ti.

Si tú también estás pensando en dejarlo todo e irte a vivir sobre ruedas, solo te diríamos una cosa: no lo idealices. Infórmate. Habla con gente que ya lo haya hecho. Prepárate mentalmente. Y aún así… sabe que no hay forma de estar del todo preparado.

🛤️ Vivir en camper, no es una vida perfecta, es una vida distinta

A veces nos preguntamos si estamos hechos para esto. Y la respuesta no es un sí rotundo. La respuesta es que estamos aprendiendo a serlo.

La vanlife no es mejor ni peor que la vida en un piso o una casa. Es otra cosa. Y como toda “otra cosa”, implica romper esquemas, salir de la zona de confort y enfrentarte a tus luces y sombras.

No hay filtros ni rutinas que te tapen. Todo se vive más intensamente. Lo bueno y lo malo.

Pero si conectas con lo que realmente importa —con el cambio, con la libertad, con el aprendizaje constante— entonces esta vida merece la pena.

No porque sea fácil.

Sino porque es real.

💬 Reflexión final: Hazlo por las razones correctas

La vanlife está de moda, pero vivir en una furgoneta no es una tendencia: es una elección de vida profunda. Si te lanzas solo por las fotos o por escapar de algo, es fácil que te decepciones. Pero si lo haces por construir una nueva forma de estar en el mundo, con menos, con más presencia y con otra escala de valores… entonces quizás estés más cerca de disfrutarla de verdad.

Hazlo por ti, no por lo que parece desde fuera. Hazlo sabiendo que dolerá, que te empujará a tus límites y que no hay manual. Pero también hazlo sabiendo que puede ser lo más transformador que has hecho nunca. Solo tienes que preguntarte: ¿quiero vivir distinto, aunque sea más difícil?